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Oscar versus Goya: «And the winner is...»

6 mar 2011

Mucho se ha hablado de los Oscars este año: se les ha tachado de predecibles y poco emocionantes, pues todos preveíamos qué películas iban a llevarse una de las preciadas estatuillas. Pero, ¿qué sabemos de su historia, aparte de que se celebran anualmente y que asisten a la entrega todas las estrellas de cine?

Esta celebración se remonta al año 1928, cuando se decidió que este arte debía empezar a premiarse como cualquier otro. El premio otorgado es una estatuilla dorada que representa a un hombre desnudo sujetando una espada, la cual sostiene sobre un rollo de película de cinco radios. Cada radio simboliza una de las ramas originales de la Academia: directores, actores, productores, guionistas y técnicos. Fue elaborada en ese primer año por el escenógrafo de la Metro Goldwyn Mayer Cedric Gibbons. A partir de 1931, se conocería con el nombre de Oscar al exclamar Margaret Herrick que se parecía a su tío Oscar nada más verla.

A lo largo de los años, se han repartido numerosos premios, pero muchos han expresado en ocasiones su descontento con las decisiones de la Academia, ya que existen directores y actores considerados como genios del séptimo arte, como por ejemplo Alfred Hitchcock, Orson Wells, Charles Chaplin, Lauren Bacall o Cary Grant, entre otros, que no ganaron el premio, a pesar de merecerlo en diversos momentos, o fueron ignorados en las nominaciones. Aparte de los Oscars corrientes, están los Oscars honoríficos, destinados a premiar circunstancias particulares que, según la Academia, no podrían ser recompesadas con las estatuillas normales. Personalmente, encuentro esto un tanto absurdo, pues creo que algunos de los mencionados anteriormente tenían mucho más talento y se merecían al menos un Oscar. Es decir, ¿en serio el gran Chaplin no se merecía un Oscar? Aunque, con el poco apego que le tenían en EEUU, no me extraña que no recibiera una de las estatuillas doradas...

Año tras año, la ceremonia nos deleita con anécdotas y algún hecho memorable. La primera ceremonia no tuvo cobertura en directo a través de los medios, pero aquel acto despertó un gran interés entre el público y desde entonces se emiten en directo. Toda la Academia participa en la votación de los premios; ésta se hace en secreto y los resultados se presentan en la ceremonia cada primavera. Los presentadores hacen la ceremonia más amena con su ingenio y humor para todos los públicos; crean expectación y, luego, con la frase "And the Oscar goes to..." desvelan al ganador (aunque esta frase sólo data de 1988, ya que antes se solía decir simplemente "And the winner is...").

Previamente a la ceremonia, hay un desfile de gente relacionada con el mundo del cine, que se viste con sus mejores galas (deben hacerlo, puesto que por un día se convierten en el centro de todas las miradas y luego, en función de su aspecto, serán criticados o alabados, lo que me parece un poco superficial, pero así están las cosas...). Sólo una vez se ha suspendido el habitual desfile de estrellas por la alfombra roja previo a la gala. Fue en 2003: acababa de estallar la guerra contra Irak y los organizadores de la ceremonia pensaron que lo mejor era restar frivolidad al acto cancelando dicho desfile.


LOS MÁS PREMIADOS

La persona que más ha sido recompensada por la Academia fue Walter Elias Disney: obtuvo 26 Oscars y 60 nominaciones. Además, recibió varios Oscars honoríficos, pudiendo destacarse el otorgado por la invención de Mickey Mouse y el que se le entregó por Blancanieves y los siete enanitos, que estuvo acompañado de siete miniestatuillas. Entre los actores, el récord lo tiene Katherine Hepburn con 4 oscars y 12 nominaciones, aunque la actriz más nominada ha sido Meryl Streep, en 13 ocasiones. En cuanto a las películas, sólo tres se han llevado los cinco premios más importantes (mejor película, mejor actor, mejor actriz, mejor guión y mejor director): Sucedió una noche (1934), Alguien voló sobre el nido del cuco (1975) y El silencio de los corderos (1991).

Cabe destacar un dato que me llamó la atención: el actor Marlon Brando Jr. ganó un Oscar en 1973 por su interpretación en El Padrino, pero éste no fue a recogerlo, porque decía que Hollywood discriminaba a la población india. No acudió a la ceremonia y, en su lugar, mandó a una mujer india, Sacheen Littlefeather, que más tarde sería conocida por el nombre de María Cruz.


LOS GOYA, NUESTROS OSCARS

A imitación de otros países, la Academia de Cine Español decidió crear también sus propios premios: los Goya. La primera edición tuvo lugar el 16 de marzo de 1987 en el Teatro Lope de Vega de Madrid. Los Goya, al igual que los Oscars, han servido para reconocer el trabajo de nuestros artistas durante años. Se configuran también tras la votación secreta de los miembros de la Academia, fundada por profesionales relevantes de la cinematografía española en 1985. Su primer presidente fue Luis García Berlanga, mítico director y guionista valenciano.

El nombre del premio tiene más fundamento que el de los Oscars: se le puso el nombre de Goya para emular el prestigio de otros galardones internacionales, aprovechando la proyección mundial del pintor aragonés y reconociéndole su impronta visionaria en el diseño del encuadre cinematográfico.

Convocatoria tras convocatoria, los Goya han consolidado su prestigio. La profesionalización del evento se ha hecho patente con la esponsorización de diversas marcas y empresas comerciales, que han aportado dinamismo y exposición mediática al evento. Como todo, para que algo se venda bien, es necesario un buen vendedor; por ello, como en los Oscars, aquí también hay un presentador que ameniza la velada.

En relación a la gala, como se suele decir que no hay dos sin tres, no hay Goya sin controversia: hace unos años, las quejas contra el gobierno de José María Aznar; otro año, el descontento con una de las películas nominadas, Pelota vasca, que mostraba a los asesinos como víctimas, apareciendo en la ceremonia muchas pegatinas que rezaban "ETA no"... La de este año, como todos sabemos, ha sido en contra de la Ley Sinde. Desde el exterior, una multitud de personas con máscaras del protagonista del film V de vendetta se manifestaban, como ya hicieran los ciudadanos de la película, pero sin duda lo más impactante del evento fue la ya esperada dimisión de Álex de la Iglesia como presidente de la Academia debido a sus discrepancias con la ministra de cultura Ángeles González-Sinde.


En mi opinión, creo que debemos aprender a separar unas cosas de otras, pues no era la primera vez que en España esta ceremonia se veía afectada por cuestiones políticas, como he dicho antes. Y es que la política es una cosa y el cine otra, y creo que debería ser mucho mayor la distancia entre ambos. En comparación, creo que los Oscars son mucho más profesionales, por decirlo de algún modo (aunque con ello no pretendo desvirtuar nuestros premios), porque ellos saben darle a cada cosa el sitio que le corresponde, y cuando deben darse unos premios de cine, que no es más que cultura en estado puro, no debe influir nada más, o al menos debe intentarse. Bastante contaminada está la política y lo siento si parezco radical, pero así pienso a día de hoy para que encima contamine otros aspectos de nuestra sociedad, como lo es este gran arte.

Aunque en sus orígenes las similitudes son bastantes, como que ambos premios se crearan con el objetivo de reconocer el esfuerzo de personas que con su trabajo consiguen captar la antención de miles de personas, he de decir que no me termina de convencer la idea de que sólo se pueda premiar a una persona. Está claro que no todos pueden ganar, pero por culpa de estas ceremonias selectivas muchos grandes artistas han quedado sin el reconocimiento que merecían, quizá simplemente porque preferían estar al margen de ciertos círculos sociales y, en consecuencia, no se ganaron la simpatía de los académicos, quedando en parte olvidados o relegados a un segundo plano. Por eso, creo que no debemos fiarnos muchos de estos premios a la hora de escoger películas, sino simplemente guiarnos por otras cuestiones más de fiar, pues estos galardones ocultan más de lo que parece.

Para finalizar, os dejo el discurso de despedida de Álex de la Iglesia para que podáis disfrutarlo:

6 reflexiones:

Jorge Pajarín dijo...

En mi opinión, yo creo que no se puede comparar la magnitud de los oscar con los goya, aunque sean muchos los medios españoles que han intentado dignificar a éste último, atacando a la gala de los oscar, denominándola como "aburrida", "sosa", "pérdida de estrellas", etc..., pero hay que ser honestos y aunque en los últimos años la gala de los goya ha mejorado, nunca estará a la altura del cine de Hollywood.
Sobre la última gala de los goya, creo que fue bastante aburrida, aunque Buenafuente estuvo bastante bien y sin cortarse ningún pelo sobre la polémica suscitada por la Ley Sinde. Además, considera que sobre los premios, la película del ya exdirector de la Academia, "Balada Triste de Trompeta" fue muy castigada y que, en mi opinión se teníia que haber llevado una mayor cantidad de premios.
Lo mejor de la gala de los goya, sinceramente, fue el discruso de Ález de la Iglesia que has puesto.
Felicidades por el artículo.

Nacho dijo...

¡Otra obra de arte de mi cinéfila favorita! ¡Pero qué entrada más completa! Aunque, sin duda alguna, tú ya lo sabes, me quedo con el detallito del Oscar honorífico de Disney: ¡qué puntazo!

Desde luego, coincido con tu punto de vista con respecto al politiqueo que prima en las galas (sólo hay que ver los Goya de este año), que cada día me recuerdan más a la decadencia de Eurovisión, que ya ni es "Euro-" ni resulta visible (cuánto menos audible...).

Ah, y el discurso de Álex de la Iglesia, por supuesto, es de chapó: me puso los pelos como auténticas escarpias (y eso que ni sé qué son las escarpias, ahora lo buscaré). Esperemos que la Sinde triunfe tan poco como se espera... ¡Cruzaré los dedos!

Nacho dijo...

"Escarpia (de or. inc.): Clavo con cabeza acodillada, que sirve para sujetar bien lo que se cuelga". Diablos, tengo uno en mi habitación desde años, que se cayó, y no sabía cómo se llamaba hasta hoy...

http://www.amig.es/datos/fotos/545/escarpia_roscada.gran.jpg

Paula Garrido Ramos dijo...

Alicia, coincido con Nacho en que tu entrada es muy completa: quizá, a mi modo de ver, lo más interesante sea la historia de los Oscar y las anécdotas que has añadido, como por ejemplo la descripción del premio físico en sí, la estatuilla dorada: es curioso saber que cada radio simboliza una de las ramas originales de la Academia. También es interesante conocer el origen del nombre del premio. En cuanto al desfile me gustaría señalar, al igual que hice en mi entrada, que los Óscar no son únicamente un premio al séptimo arte y a sus protagonistas, sino que también crea un enorme círculo de dinero y de fama, lo que se demuestra con ejemplos como el desfile, donde se analiza meticulosamente la vestimenta de los que asisten a la gala, y estoy de acuerdo contigo en que esto transmite superficialidad.

En cuanto a los Goya, es evidente que resulta difícil una comparación con los Óscar, sobre todo porque estos últimos tienen una audiencia mucho más amplia y son internacionalmente conocidos. No obstante, es comprensible que, al abordar el tema del cine, haya que tratar ambos eventos y realizar las comparaciones que sean posibles, a pesar de la gran magnitud de los Oscar. Y, en lo que al nombre de los Goya se refiere, efectivamente, una de las razones por las cuales se estableció dicho nombre, además de por el conocido pintor, fue que se pretendía acercar de algún modo a los César franceses y, sobre todo, a los Óscar estadounidenses. En cuanto al discurso de Alex de la Iglesia, debo decir que resultó impactante, no únicamente por lo que dijo, sino cómo lo dijo: la seriedad y profesionalidad que trasmite es impresionante, considero que tiene una gran capacidad de convicción.

Anónimo dijo...

Que bueno el discurso de Alex De La Iglesia

Ángel Serrano Sánchez de León (Profesor) dijo...

Donde estén los Oscar, que se quiten los Goya. Aquí no sabemos organizar galas de entregas de premios.

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