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Antología II

10 mar 2011

4. RETRATOS DE MUJER

Cada momento histórico y cada movimiento literario ha ido creando una imagen arquetípica de la mujer y esos modelos han prevalecido generalmente sobre la imagen real para crear así, una especie de galería de retratos. De este modo, nos encontramos con la mujer idealizada del romanticismo, con la cruda carnalidad de la mujer naturalista o con el mito de la femme fatale del modernismo.


“Las mujeres necesitamos la belleza para que los hombres nos amen, y la estupidez para que nosotras amemos a los hombres.”
Coco Chanel, (1883- 1971), revolucionaria diseñadora de modas y creadora de perfumes francesa.



Ø La belleza desnuda:
Juan Ramón Jiménez (1881-1958) nos muestra en sus poemas sobre la belleza diferentes enfoques de su anhelo permanente por alcanzar la perfección. Belleza y perfección solo para ser gustadas por un reducido y selecto número de lectores, la “inmensa minoría” de sus dedicatorias.
Vino, primero, pura,
vestida de inocencia;
y la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes;
y la fui odiando, sin saberlo.

Llegó a ser una reina,
fastuosa de tesoros…

¡Qué iracundia de yel y sin sentido!
… Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía
Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.

Y se quitó la túnica
y apareció desnuda toda.

¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!

Juan Ramón Jiménez


Ø Lo sumo y lo perfecto:
Manuel Machado (1874-1947) habla de la belleza asociada con el arte. El en siguiente poema desarrolla el tema de la belleza femenina como inspiración constante del artista.

DESNUDOS DE MUJER
Oh la dorada carne triunfadora
de esta gentil madona veneciana,
que ha sido Venus, Dánae, Diana,
Eva, Polymnia, Cipris y Pandora!...

¡Oh gloria de los ojos, golosina
eterna del mirar, dulce y fecunda
carne de la mujer, suave y jocunda,

madre del Arte y del vivir divina!
Húmedos labios a besar mil veces…
Líneas de lujuriantes morbideces
que el veneciano sol dora y estuca…

¡Oh el delicioso seno torneado!...
¡Oh el cabello de oro ensortijado
en el divino arranque de la nuca!

Manuel Machado

Ø Espejo del mal:
Oscar Wilde (1854-1900) nos presenta en su novela El retrato de Dorian Gray la historia de un hombre malvado y hermoso que consigue mantenerse a salvo del tiempo y la decadencia, pero ha de pagar un alto precio por ello.

Ø Alma de mármol
Manuel Mujica Lainez (1919-1984) aproxima al lector al mito de la Florencia renacentista en este fragmento de su novela “Bomarzo”. El arte y la belleza, Miguel Ángel y su David, son para el autor argentino la cifra de tan espléndido momento de la historia y de la cultura.

Ø La Bella y la Bestia:
Víctor Hugo (1802-1885) fue un poeta, dramaturgo y novelista francés, que recreó en “Nuestra Señora de París” una variante del mito clásico de la Bella y la Bestia. La hermosa gitana Esmeralda y el deforme compañero Quasimodo son los protagonistas de esta novela romántica.
“Esmeralda…
"¿Me dejarán un sitio junto al fuego todos esos mirones? ¿Qué pintarán ahí? ¡Calentarse! ¡Pues vaya cosa! ¡Menudo espectáculo mirar como se van quemando un centenar de leños!"
Fijándose un poco mejor se dio cuenta de que el círculo era un poco más ancho de lo necesario para calentarse y que toda aquella gente estaba allí concentrada por algo más que por el simple hecho de ver cómo se quemaba u motón de leños.

En un espacio libre, abierto entre el fuego y el gentío, una joven estaba bailando.
Tan fascinado se quedó ante aquella deslumbradora cisión que, por muy poeta irónico o por muy filósofo escéptico que se considerara, no fue capaz de distinguir de primer golpe de vista si en realidad se trataba de un ser humano, de un hada o de un ángel..”
“ Y Quasimodo

- ¡Viva, viva!- gritaba la multitud.

En efecto, la mueca que en aquel momento triunfaba en el hueco del rosetón era algo formidable.

Después de tantas caras hexagonales o pentagonales y heteróclitas que habían pasado por la lucera sin culminar el ideal grotesco, formado en las imaginaciones exaltadas por la orgía, solo la mueca sublime que acababa de deslumbrar a la asamblea habría sido capaz de arrancar los votos necesarios. Hasta el mismo maese Coppenole se puso a aplaudir y Clopin Truille-fou, que también había participado – y solo Dios sabe cuán horrible es la fealdad de su rostro-, se confesó vencido y lo mismo haremos nosotros, pues es imposible transmitir al lector la idea de aquella nariz piramidal, de aquella boca de herradura, de aquel ojo izquierdo, tapado por una ceja rojiza e hirsuta, mientras que el derecho se confundía totalmente tras una enorme verruga, o aquellos dientes amontonados, mellados por muchas partes, como las almenas de un castillo, aquel belfo calloso por el que asomaba uno de sus dientes, cual colmillo de elefante, aquel mentón partido y sobre todo la expresión que se extendía por todo su rostro con una mezcla de maldad, de sorpresa y de tristeza. Imaginad, si sois capaces, semejante conjunto.”


 
*****



6. EL BIEN Y EL MAL
El conflicto entre el bien y el mal ha tenido notable importancia como asunto literario; la virtud y el pecado, el simbolismo del demonio o la actual incertidumbre sobre el valor de las acciones humanas constituyen algunos de los enfoques más destacados sobre el tema a lo largo del tiempo.

“Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal.” (Friedrich Wilhelm Nietzsche; 1844-1900; filósofo alemán

 
“Y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.”

Antonio Machado


Al tratar el tema del bien y del mal, podemos hablar Antonio Machado, quien presenta con gran pesimismo en La Tierra de Alvargonzález” el tema del cainismo. El alma de Caín ha dejado en los hombres la huella indeleble de su crimen y la codicia representa el origen de todos los males.


También es conveniente hacer mención a Jorge Luis Borges (1899-1986), poeta y narrador argentino, que reflexiona en un de sus cuentos sobre la complejidad moral de las acciones humanas. El bien y el mal, la virtud y el pecado, el honor y la deshonra se funden con frecuencia en la misma persona o en el mismo hecho. Puede que de ahí provenga la dificultad que, en ocasiones, el ser humano encuentra para realizar juicios de valor.

“En vano busqué a la princesa...
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!

Rubén Darío

Ø La mujer ideal:
Gustavo Adolfo Bécquer desarrolló en su obra un tema recurrente en el romanticismo: la mujer ideal. Tanto en sus “Rimascomo en susLeyendas” aparecen estos seres femeninos imposibles, expresión de los anhelos de pureza del artista y contrapartida de una realidad grosera y decepcionante siempre para el espíritu del poeta.

RIMA XI
-Yo soy ardiente, yo soy morena, yo soy el símbolo de la pasión, de ansia de goces mi alma está llena. ¿A mí me buscas?
- No es a ti: no.

- Mi frente es pálida, mis trenzas de oro: puedo brindarte dichas sin fin
yo de ternura guardo un tesoro.
¿A mí me llamas?
- No: no es a ti.

- Yo soy sueño, un imposible, vano fantasma de niebla y luz. Soy incorpórea, soy intangible: no puedo amarte
- ¡Oh, ven; ven tú!

Bécquer

Ø La mujer carnal:
Leopoldo Alas, Clarín, nos muestra en La Regenta algunos aspectos de la estética naturalista tal como se dio en la Península durante aquella época. Frente a la mujer pura e incorpórea del romanticismo observamos aquí otro tipo de mujer caracterizada justamente por su carnalidad y la vulgaridad mortal.


“Obdulia, que disimulaba mal su aburrimiento mientras se hablaba de cuadros, ojivas, arcos peraltados, dovelas y otras tonterías que no había entendido nunca, se animó con la presencia del Magistral de quien era hija de confesión, por más que él había procurado varias veces entregarla a don Custodio, hambriento de esta clase de presas. Aquella mujer le crispaba de los nervios a don Fermín; era un escándalo andando. No había más que notar cómo iba vestida a la catedral.

Obdulia ostentaba una capota de terciopelo carmesí, debajo de la cual salían abundantes, como cascada de oro, rizos y más rizos de un rubio sucio, metálico, artificial. ¡Ocho días antes el Magistral había visto aquella cabeza a través de las celosías del confesionario completamente negra! La falda del vestido no tenía nada de particular mientra las dama no se movía; era negra, de raso. Pero lo peor de oto era la coraza de seda escarlata que ponía el grito en el cielo. Aquella coraza estaba apretada contra algún armazón (no podía ser menos) que figuraba formas de una mujer exageradamente dotada por la naturaleza de los atributos de su sexo. ¡Qué brazos! ¡qué pecho! ¡y todo parecía que iba a estallar! Todo esto encantaba a don Saturno mientra irritaba al Magistral, que no quería aquellos escándalos en la iglesia. Aquella señora entendía la devoción de modo que podría pasar en otras partes, en un gran centro, en Madrid, en París, en Roma; pero en Vetusta no.”


Ø La mujer fatal:
Rubén Darío (1867-1916) hizo suyo uno de los tópicos fundamentales en la estética modernista: la mujer fatal. En estos tres sonetos alejandrinos del poeta nicaragüense se muestran algunas características de este tipo femenino clásico. Bellas, crueles y sofisticadas, las mujeres se constituyeron en elemento omnipresente de la literatura de fin de siglo.
ITE, MISSA EST

Yo adoro a una sonámbula con alma de Eloisa*(1),
virgen como la nieve y honda como la mar;
su espíritu es la hostia de mi amorosa misa
y alzo al son de una dulce lira crepuscular.

Ojos de evocadora, gesto de profetisa,
en ella hay la sagrada frecuencia del altar;
su risa es la sonrisa suave de Monna Lisa,
sus labios son los únicos labios para besar.
Y he de besarla un día con rojo beso ardiente;
apoyada en mi brazo como convaleciente,
me mirará asombrada como íntimo pavor;
la enamorada esfinge*(2) quedará estupefacta
apagaré la llama de la vestal intacta,
¡y la faunesa antigua me rugirá de amor!

Rubén Darío


*(1)Eloísa à dama francesa famosa por se amante del filósofo escolástico Pedro Abelardo. Ambos protagonizaron una célebre y trágica historia.
*(2)esfinge à en este poema retrata la frialdad e impasibilidad de la mujer a la que compara con las esfinges de piedra.


Ø La mujer contemporánea:
Pablo Neruda (1904-1973) desarrollo en su obra una visión de la mujer muy alejada ya de los estereotipos románticos, naturalistas o simbolistas. La mujer del chileno es una mujer mucho más cercana a la realidad y a los sentimientos del poeta. No es ni una abstracción ni un objeto bello, es un ser con plena personalidad, como podemos observar en este poema de “Los versos del capitán”:

BELLA

Bella,
como en la piedra fresca,
del manantial, el agua
abre un ancho relámpago de espuma,
así es la sonrisa en tu rostro, bella.

Bella,
de finas manos y delgados pies
como un caballito de plata,
andando, flor de mundo,
así te veo,
bella.

Bella,
con un nido de cobre enmarañado
en tu cabeza, un nido
color miel sombrío
donde mi corazón arde y reposa,
bella.

Bella,
no te caben los ojos en la cara
no te caben los ojos en la tierra.

Hay países, hay ríos
en tus ojos, mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos, ellos dan luz al mundo
por donde yo camino,
bella.

Bella, tus senos son como dos panes hechos
de tierra cereal y luna de oro,
bella.

Bella, tu cintura
la hizo mi brazo como un río cuando
pasó mil años por tu dulce cuerpo,
bella.

Bella, no hay nada como tus caderas,
tal vez la tierra tiene en algún sitio oculto
la curva y el aroma de tu cuerpo,
tal vez en algún sitio,
bella.

Bella, mi bella,
tu voz, tu piel, tus uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu sombra,
bella,

todo eso es mío, bella,
todo eso es mío , mía,
cuando andas o reposas,
cuando cantas o duermes,
cuando sufres o sueñas,
siempre,
cuando estás cerca o lejos,
siempre,
eres mía, mi bella,
siempre.

Pablo Neruda
*****


5. LA BELLEZA ESCRITA

La belleza es una constante aspiración del espíritu humano. En cualquier forma o lugar en que se encuentre, se ofrece como un impulso hacia la perfección.


“Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla.” Confucio (551 AC- 478 AC) Filósofo chino.

1 reflexiones:

Nacho dijo...

Menuda labor has llevado a cabo, madre mía... Denso, pero pasajero, porque la inclusión de extractos y citas lo hace muy ameno. Además, has hablado de muchos grandes escritores y poetas y todo ello con un tono reflexivo envidiable. Personalmente, me ha encantado especialmente esta sección sobre los distintos estereotipos de mujer, que en el fondo son el tema principal de la gran mayoría de obras poéticas, si te fijas... Simplemente genial, Leti.

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